Esta es una de esas prácticas llamadas voluntarias, que de voluntaria tiene entre poco y nada, pero que en vez de estar molesta por tener que hacerla, te pica la curiosidad el cómo será, qué tal me saldrá... Y acabas tomándotelo como un desafío en realidad, al menos es lo que me pasó a mí.
Se trata de georreferenciar, es decir, asignar una ubicación espacial a un determinado lugar, mediante unas coordenadas o puntos de control.
Para ello me apoyé en la página de David Rumsey (www.davidrumsey.com).
Lo primero que hice fue buscar un mapa que no estuviera georreferenciado, lo cual me llevó un rato, ya que, muchísimos de ellos ya lo estaban o no se podían georreferenciar de nuevo.
Al fin, me decidí por este mapa de México.
Una vez escogido el mapa, el siguiente paso era establecer los puntos de control. En teoría, cuantos más puntos escogiera, más precisa iba a ser la actividad, aunque eso estaba por ver...
Tras estar un rato entretenida buscando puntos que me parecían clave en cada uno de los mapas y casi rozando el estrabismo, llegó el momento de la verdad.
Lo que esperaba iba a ser una buena georreferenciación quedó en esto...
Cuando ví que había zonas que no cuadraban en absoluto comencé a cambiar puntos, para ver si desplazándolos un poquito mejoraba, pero no lo hizo. Así que, decidí consolarme confiando en que fuese porque los mapas son diferentes y que no es nada fácil que encajen de manera perfecta.
Creo que la solución será seguir practicando, y tras pasar un rato entretenido, pienso que no va a ser un problema.